Castigo

Estaba trabajando en mi computadora y sinceramente no era un día especial. Tenía tanto atraso en las tareas a realizar que estaba seguro que no iba a dar a basto al final del día. Pero igual estaba como siempre chateando con Mía, quien desde su oficina también me dedicaba unos pequeños lapsos de tiempo para poder contarnos cosas, prometernos citas calientes y confesar nuestra excitación constante que tenemos, sobre todo cuando no nos vemos.

Llevábamos casi 15 días sin vernos porque tuve que viajar al interior el fin de semana anterior por cuestiones laborales y por eso eran más continuas nuestras intervenciones en el chat que antes. Continuas y morbosas. Pero ese día me pasó algo increíble, me sorprendió una confesión de Mía que de repente, de manera espontánea, se metió en el chat y dijo. 

.- Bruno, anoche me masturbé pensando que me garchabas...perdoname... 

.- Cómo? 

.- ...pero no aguantaba más, quise dormir y no podía… 

.- WTF? 

.- ...te amo, vos me calentas estando lejos también, leí los relatos y bue... 

No me salió otro comentario que el siguiente: 

.- Vamos a hablar de eso cuando te vea. 

Sinceramente me dejó helado. Me dejó pensando horas y horas esta situación, sentí que mi sumisa había tomado una decisión como la de masturbarse sin siquiera consultármelo, cómo podía ser eso? OMG. Pensé que llegó el momento de hacerle sentir un escarmiento ejemplar para que la próxima vez cuando transcurra se pueda realizar según mis condiciones. 

Tuve un par de días como para pensar qué castigo iba a darle, pero no disponía de tanto tiempo como para dedicarle con intensidad su merecido, así que sólo atiné a pensar en usar algo que no venía usando hace tiempo. El cinturón de cuero duro. 


Mía había intuido algo, como que no me había gustado esa situación que había ocurrido y que en algún momento iba a querer sentarme a hablar con ella. Ese sexto sentido de las mujeres esta vez fue acertado, porque algo nerviosa me escribió en esos días que faltaban para nuestro reencuentro: 

.- Sabes una cosa? Cuando sé que te voy a ver, me pongo entre contenta, ansiosa, caliente, nerviosa y la chica más feliz del mundo. 

Fui a su casa como de costumbre y después de nuestros arrumacos de siempre, llegó el momento de decirle que se había portado como una verdadera pendeja al masturbarse sola en su casa así nomás porque sí. Eso no se puede hacer, Mía no está sola, tiene un Amo que la cuida, la protege y la aconseja todo el día, en presencia y a la distancia, y que si se había entregado a mí de manera voluntaria, entonces no tenía sentido lo ocurrido esa noche. Tuve que explicarle que este desliz no se lo iba a dejar pasar. 

Esos son los momentos que empiezan a gustarme, cuando entro en modo sado, el semblante de Mía se transforma en una cara entre resignación, excitación y adrenalina, ya que no sabe con qué le voy a salir. Ella se da cuenta de mi cambio de modo porque no paro de decirle constantemente que yo la quiero mucho pase lo que pase, porque ella tiene que saberlo siempre y más que nunca en ese momento especial, y porque llegó el momento de ponerse a prueba y que yo no dudo en que va a salir todo bien, debido a la predisposición de mi putita, mi hembra, mi mujer tan linda y sumisa. 

.- Estás preparada, Mía? 

.- Sí, Bruno (me dijo después de unos segundos de reflexión).


.- Acostate boca abajo porque vas a recibir tu castigo por haberte masturbado como una verdadera pajera. 

Así lo hizo, se quedó quietita mientras me saqué el cinturón de mi pantalón para unirle los tobillos y el cinturón de cuero blando para unirle las muñecas. 

.- Hoy voy a usar el cinturón de cuero duro, Mía, vas a recibir tantos azotes como quiera y hasta que entiendas que lo que hiciste el otro día no puede suceder más. 

.- Pero Bruno, no quise hacerte sentir mal, no pensé que te fuera a molestar, perdoname mi amor, no lo voy a volver a hacer más! 

.- Sos una pendeja pajera y a estas putas hay que azotarlas hasta que entiendan que cuando están con un amo no pueden hacer eso. Yo no iba a prohibirtelo, pero cómo lo vas a hacer sin pedirmelo? 

.- Era tarde y pensé que dormías! (me decía mientras la voz se le entrecortaba con la agitación, ya que estaba por empezar el instante del primer azote, yo ya estaba subido sobre ella y habiéndole bajado la bombacha a media pierna, tenía todo su culo y espalda a mi merced). 

Zas, el primer azote en su cola. 

.- Estuviste mal, pendeja? 

Zas, el segundo azote 

.- Sí Amo, perdoname, estuve mal. 

Zas, el tercero 

.- Qué vas a hacer la próxima vez que quieras masturbarte? 

Zas. 

.- Decirtelo antes, mi vida. 

Zas, zas, zas, los azotes no paraban, el cinturón respondía a la perfección, empecé a darle por la espalda también mientras la tenía sujetada de los pelos con mi mano izquierda haciéndole morder la almohada para que sus gritos no se escuchen alrededor de su casa. Estaba montado sobre ella. 

Zas. 

.- Puta de mierda, no te da verguenza hacerte una paja? 

Zas. 

Zas. 

Zas. 

.- No sé, me calentás mucho y no me pude aguantar, ayyy. 

Zas. 

.- Ay, basta Bruno, por favor, cogeme ahora, quiero que me cojas como te coges a esas putas. 

Zas. 

.- Querés saber cómo me cojo a las putas? 

Zas. 

Zas. 

Zas. 


.- Ayyyy, sí, hijo de puta, quiero saber como hacias? 

La di vuelta, boca arriba y escupiendo previamente sobre su cuerpo, empecé a cogermela duramente, como más le gusta a mi perrita. 

.- Querés saber cómo hago? 

Fue decirle eso: “saber como hago”. Y de repente sucedió algo sorpresivo. Mía arrancó a llorar desconsoladamente, y si bien gritaba con los azotes, no fue nada al lado de su llanto. Nunca vi a una mujer desahogarse tanto y explotar de emoción en una sesión. Y era mi mujer. Admirable, envidiable. 

Tuve que calmarla entre mis brazos hasta que pudo detener su llanto, fue realmente extenso, sé que no lo olvidará, sé que dí en el clavo sobre sus gustos, en sus placeres ocultos, en sus perversiones más profundas. Fue un momento tan dulce el posterior a ese castigo que también quedará guardado en nuestra memoria. Como todas las cosas que hago con mi chica. 

Es obvio que le cuesta a Mía reconocer lo que le gusta, al estar tan alejada de todo estereotipo social, me va a seguir diciendo por ahora que no le gustan los castigos, pero que los disfruta, los disfruta. 

A tal punto fue todo tan alucinante para mi chica, que al día siguiente pasó que tuve que salir por un compromiso y volver más tarde a su casa, entonces puse a prueba lo que hice el día anterior, si le gustó o no. Mi prueba de fuego fue la siguiente. Le dije en un chat… 

.- Quiero arriba de la cama el cinturón de cuero duro, el de cuero blando y las esposas. Es un buen homenaje para esperarme. Después veo si lo usamos o no, mi amor. Voy a querer bañarme y esas cosas, también. 

Al llegar estaba la cama hecha y todo bien acomodado sobre la colcha, las tres cosas que le pedí. 

No tengo dudas que estoy frente a una de las sumisas más hermosas que he conocido. Larga vida a mi chica. 

Mía se ha convertido en mi “esclava” única, Gracias a ella vuelvo a tener la imaginación de un sádico.

Volveré, como siempre, mi cabeza está siempre activa.

Comentarios

  1. «Fue un momento tan dulce el posterior a ese castigo que también quedará guardado en nuestra memoria.»

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  2. Vaya por dios... tocó castigo... siento leerlo. Pero es necesario. El castigo es básico en un buen adiestramiento.

    Estoy segura que no va a repetirse. mia tiene madera de sumisa... y estoy segura que llegaréis a límites increibles si os manteneis juntos.


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  3. Os açoites são um prêmio para quem recebe e para quem dá... adoro...

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