Como nos dimos cuenta...

Después de detectar varias señales de parte de Mía en las que me demostraba su intención de querer participar, jugar e involucrarse conmigo de una manera más intensa que cualquier relación normal de pareja, llegó por decantación el momento en donde uno decide romper el hielo.

No fue más que en una salida como todas las que hacemos, en donde generalmente paso a buscarla para dirigirnos a algún bar de los lindos que ella siempre me presenta para tomar unos tragos y charlar indefinidamente y conocernos cada vez más.

Recuerdo que fue una noche muy calurosa y la salida inevitable al no tener algo planeado fue simplemente tomar unas cervecitas en algún lindo lugar. Al salir de su casa a mi encuentro la veo caminar tan elegante y sexy como es su costumbre. Esta vez tenía uno de sus tantos vestidos, entre corto y largo, digamos a la rodilla, amplio, hermoso, de esos que el viento puede hacerle jugar una mala pasada levantándoselo por detrás, unos tacos que le marcan sus piernas bien torneadas y su peinado siempre suelto y su sonrisa pícara de siempre, como adivinando o esperando que algo fuerte sucediera esa noche. 

Después de caminar varias cuadras decidimos meternos en un lindo bar, era muy amplio, lleno de mesas y sillas pero con muy poca gente. Elegimos una mesa en medio del salón en un primer piso con unas escaleras bien amplias y como siempre elegimos unas cervezas artesanales, negra para mi gusto y colorada para Mia. El mozo nos atendió rápido y enseguida empezó nuestra charla. 

Un tema, otro tema y otro tema más, Mía y yo teníamos las miradas puestas uno en el otro, y en un rato, sin darnos cuenta, el bar estaba lleno, la música fuerte y mucha gente caminando entre las mesas yendo y viniendo. Lo que es llevarnos bien, que podemos estar en nuestro propio mundo. 

De repente se nos empezó a despertar la líbido, producto quizás de las cervezas que estábamos tomando, que al decirnos un par de cosas un poco calientes entre nosotros para divertirnos, se me ocurrió una jugada arriesgada. 

.- Mia, siento que necesitas algo, una orden, un pedido, querés romper un poco este momento. 

.- Bruno, que me queres decir, amor? 

.- Quiero que ya mismo te saques la bombacha y la dejes acá, arriba de nuestra mesa. 

.- Vos estás loco!!! Qué te sucede, mi vida? 

.- Quiero que hagas eso, sé que querés, sé que podés, falta alguien que te lo diga. 

Un silencio entre nosotros rondó la escena, pese al bullicio del bar lleno, pero inmediatamente Mía respondió: 

.- Está bien, voy al baño, me saco la bombacha y te la traigo. 

Se levantó de la silla y se dirigió al baño. 

Ya se había caldeado nuestro asunto, ya empezábamos a estar en sintonía, ya nuestras risas se convirtieron en miradas cómplices, ya el grado de excitación creció. Ya estábamos siendo Bruno y Mía. 

La vi volver del baño con ese vestido corto y amplio tan hermosa, sentarse en la mesa a mi lado y dejando en mi mano su prenda más preciada, su bombacha blanca. 

.- Y ahora qué vas a hacer, Bruno, con mi bombacha? 

.- Dejarla arriba de la mesa, entre nuestras cervezas, y el que vea y se dé cuenta de qué se trata todo, que disfrute junto con nosotros este momento. 


Nunca vi a Mía, tan excitada, mirando hacia los cuatro costados deseando por momentos que nadie mire lo que había ahí mismo, pero eso sí, como una nena obediente, dejando la prenda al alcance de la vista de todos. 

La vi tan caliente y contenta y fulgurante, que se me ocurrió otra idea más. 

.- Bruno, quiero pedir otra cerveza. 

.- Bueno, Mia, anda a la barra caminando, acercate y pedila vos mismo. 

.- Pero estoy sin bombacha!!! 

.- Nadie lo notará, putita, vos solamente obedeceme. 

Se levantó en menos de un segundo y fue directa y de manera firme a la barra a pedir su cerveza, sola, con todo su vestido flameando de un costado al otro, y se quedó apoyada en la barra. Suponía que nadie se le iba a acercar para conversarle, así fue, y si así hubiera sido, ella sola tenía que arreglársela, con su cerveza, sin su bombacha y con algún hombre queriendo invitarla a conocerla. 

Volvió con su cerveza y estuvo toda la noche, pegada a mi, un poco por el grado de excitación que mi putita tenía y otro poco para que nadie la observara. Y si alguien hubiera observado la situación, demostrarle que se siente de mi propiedad, como una sumisa obediente como se debe comportar con su Amo. 

.- Que puta sos, Mía, sos muy caliente, una verdadera hembra. 

.- Soy tu puta, Bruno, quiero que lo sepas siempre y quiero demostrártelo en todo momento. 

.- Quiero ir a tu casa para cogerte toda la noche sin parar, pedazo de puta. 

.- Cuando quieras, Bruno. 

El último desafío fue irnos. Teníamos que bajar por una escalera muy pronunciada, Mía con su vestido corto, amplio y sin bombacha y la planta baja llena de gente tomando algo. 

.- Bruno, necesito la bombacha para bajar las escaleras. 

.- Mira, putita, no solo no te la voy a dar, sino que vas a perder la verguenza, que el que se de cuenta sepa lo atorranta que sos y además vas a ir adelante mío, no pienso ponerme delante para tapar esa fotografía hermosa que son tus piernas sin bombacha. 

.- Bueno, Bruno, lo que vos digas. 

Y así fue. Mía bajó las escaleras como una reina de belleza, sin importarle cuánta gente había, sin fijarse que alguien se hubiera dado cuenta de todo. El hielo ya se había roto desde hace un rato largo. El exhibicionismo de mi chica fue algo que me quedará guardado por mucho tiempo, por algo estoy expresándolo en estas líneas. 

Al subir al auto para volvernos, Mía se prendió a mi cuello besándome con una calentura propia de una hembra caliente, como nunca tuve. Descubrió que puede ser ella misma, le encantó lo que le sucedió en el bar, las sensaciones que tuvo, y ese beso fue un agradecimiento por mi caradurez. 

Cómo explicar como cogimos en su casa, en su cama, de manera frenética, una sumisa es una mujer agradecida que le quiere demostrar a su Amo que está a su entera disposición y que le entregó la confianza y respeto que su Amo se ganó en esa relación. 

Mía se ha convertido ya en mi esclava “unica”. Gracias a ella vuelvo a tener la imaginación de un sádico. 

Volveré, como siempre, mi cabeza está siempre activa.

Comentarios

  1. Enhorabuena por vuestro nuevo camino. Espero leer más, y más intenso. Os deseo lo mejor a los dos.

    La relación Amo/sumisa puede llegar a ser muy intensa y gratificante, pero requiere sacrificio y mucha, mucha sinceridad por parte de ambos.

    Mucha suerte... y que dure.

    ResponderEliminar
  2. Buena introducción a la exposición pública y dicho morbo. De a poco se va preparando para alcanzar cosas cada vez más jugadas. Un juego divino y perverso

    ResponderEliminar
  3. intenta no hacer los escritos tan largos y serán mas agradable a la lectura. De igual manera un fondo oscuro cansa la vista. Deben cambiar la plantilla. Con eso podrás aumentar tus lectores. Saludos

    ResponderEliminar
  4. Um convite explicito e escondido...

    ResponderEliminar
  5. es agradable y interesante como atracion algo asi

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Mis relatos más visitados