Mi propia ceremonia del té
Siempre me gustaron las ceremonias, esos rituales tan respetuosos no sólo de sus tradiciones, sino de su orden estipulado y estricto de procedimientos que llevan a un fiel cumplimiento del acto propiamente dicho. No por nada me gusta tanto el BDSM en casi todas sus formas. Acaso no son ritos que disfrutan todos los participantes de una manera casi fiel y fanática?
El fetiche. Puede ser una prenda. Puede ser un lugar. Puede ser una palabra. Puede ser una actitud. Por qué no puede ser una ceremonia?
El fetiche. Puede ser una prenda. Puede ser un lugar. Puede ser una palabra. Puede ser una actitud. Por qué no puede ser una ceremonia?
Muchas veces que me quedo a comer en la casa de Mía, ella muy cortésmente me ofrece un té al terminar la cena. Y siempre acepto. Tengo que confesarles que me gusta el té. Siempre lo consideré una infusión fina y delicada, más soberbia incluso que el café.
La última vez me encontraba sentado en la mesa aún y veía a Mía en la cocina como estaba preparando la tetera, las tazas, el azúcar, la stevia, en fin, todo sobre una bandeja muy elegante que ella me ofrece como realmente merece la ocasión: una ceremonia.
Al verla tan dedicada a mí queriendo hacer de cada momento que vivimos el mejor, empecé a ponerme en modo caliente una vez más, es algo que no puede evitar mi condición de Dominante.
Opté por sorprenderla y quitarme la ropa, quedándome sentado en la misma silla en donde cené, en la misma mesa donde dije que la esperaría.
Al verme desnudo y con la pija semierecta ya, Mía entendió de qué trataba todo esto. Dejó la bandeja sobre la mesa a mi disposición para que me sirviera todo el té que quisiera, y acto seguido bajó al piso para ponerse en cuatro patas y disponerse a chuparme la verga con una suavidad tal que terminó dejándomela como un garrote.
Y claro, no había apuro ni nada, yo recién empezaba a tomar el té. Mía entonces entre mis piernas ahí en el piso haciendo su trabajo con paciencia y saboreando tanto ella mi pija como yo su té.
Fueron largos minutos en donde yo ni siquiera la miraba, ni la acariciaba, ni le hablaba y ni siquiera le daba indicaciones. Ella estaba ahí abajo como una perra en cuatro patas disfrutando también y permitió que me tomara todo el tiempo del mundo en vivir ese momento.
Yo sentía que ella chupaba y lamía, besaba mis huevos, jugaba con su boca entre mis piernas, para ella yo estaba imponente sentado en mi silla con la pija bien dura mientras ella sentía que tenía que satisfacerme hasta que le dijera que termine.
Creo que desde este momento voy a adoptar con Mía mi propia ceremonia del té.
Parece que has empezado algo nuevo y encantador. Un amor sumiso para servir. Ahora Mía puede servirte con aún más placer...
ResponderEliminarGracias por su visita. Tu comentario entró en moderación y acabo de verlo. Me disculpo por el retraso...
paz y amor
1ManView
Es genial. Explorar una ceremonia del te mutua. Yo es una de las cosas que mas gratos recuerdos tengo de mi sumiso-gueisa Ochan
ResponderEliminarme ha parecido muy instructivo y revelador
ResponderEliminargran iniciativa la de esta ceremonia
Lo que diferencia a un rito o ceremonia de un acto cotidiano y repetitivo es el hecho de dar a ese momento determinado un significado concreto y plenamente consciente.
ResponderEliminarConocimiento consciente de cada momento y acción, del ahora. Complementar un rito con aportaciones personales le pueden dar incluso un aire espiritual, mágico y / o erótico , como es el caso, que lo potencia.
Disfrutadlo ;-)